El Yorkshire Terrier es un perro pequeño desarrollado en el siglo XIX en el condado de Yorkshire, Inglaterra. El nombre se adoptó en 1870, siendo Yorkshire condado inglés que dio origen a la raza. el
De acuerdo a los registros, el Yorkshire Terrier fue la primera raza más popular en los Estados Unidos en 2002. Su primera aparición en una exposición canina tuvo lugar alrededor de 1880, e inmediatamente encontró una gran aceptación en el público. Actualmente ocupa el primer lugar en las razas inglesas, y es uno de los perros de compañía más difundidos en todo el mundo.
Las características de esta raza son su pequeño tamaño, su peso de unos 3,2 kg (7 Libras) y su pelo azul y rojo fuego. El Yorkshire Terrier original era un perro de unos 6 a 7 kilos (13lb a 15lb aprox.) de peso, usado para cazar ratas y otros roedores. Son delicados con su alimentación, higiene y bienestar.
El Yorkshire terrier es el producto de la combinación de terrier escoceses e ingleses, que se produjo cuando una parte de la población de Escocia se vio desplazada debido a la Revolución industrial y se asentaron en Inglaterra. Entre las razas que han dado lugar al Yorkshire Terrier se incluyen el Waterside Terrier, el Clydesdale Terrier y el Paisley Terrier. La influencia escocesa viene dada por el Scottish Terrier, el West Highland White Terrier, el Maltés, el Cairn Terrier y el Skye Terrier.
El cuidado del pelaje y de la piel del Yorkshire Terrier es de extrema importancia y debe realizarse diariamente con un cepillo suave y un peine de dientes anchos. La acción irritativa de los pelos largos de la frente sobre la córnea, puede producir una inflamación de la misma y también de la conjuntiva.
La eventual utilización de una pequeña cinta que sujete a los pelos no tiene, por tanto, sólo una finalidad estética sino también funcional, porque reduce los problemas descritos más arriba. En muchos ejemplares es preciso recurrir, después de haber realizado algunas funciones orgánicas (defecación, orina), al lavado (bidet) de la zona peri anal, peri bulbar o del escroto.
La eventual utilización de una pequeña cinta que sujete a los pelos no tiene, por tanto, sólo una finalidad estética sino también funcional, porque reduce los problemas descritos más arriba. En muchos ejemplares es preciso recurrir, después de haber realizado algunas funciones orgánicas (defecación, orina), al lavado (bidet) de la zona peri anal, peri bulbar o del escroto.
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